jueves, 1 de diciembre de 2016

XXIV

Yo pertenezco a la tierra de la devastación del amor y de la vida, donde el sol es oscuro y el cielo plañidero.
Soy príncipe de la estirpe de los hombres sin valor, los olvidados, sin esperanzas ni sueños. Hipersensibles son mis sentimientos que me afligen y me deleitan en igual extremo.
Soy de aquellos artistas severos con su propia persona, tirano conocedor de mi falta de genio y de musas y, aun así, condenado a (re)crearme en mi mediocre talento.
Soy taciturno y silencioso, paciente como el invierno cuando el verde del mundo empieza a florecer; sereno ante mis demonios y deshonesto conmigo mismo.
Soy el rey abandonado, el poeta incomprendido y el amante no deseado; la pena en el corazón de las personas, la incomprensión en la razón de los necios; soy la garganta sedienta que halla un riachuelo de agua fresca, la concentración de todos los orgasmos de todos cuanto han gozado alguna vez.
Soy mi propia muerte y mi propia vida sublimadas en un universo que cargo sobre mis hombros.
Soy la dulce risa de una joven hermosa, la piel arrugada por la vejez; el intelecto que se escapa.
Soy un anhelo que nadie jamás tuvo, un suspiro.


Y nadie he hallado aun que entienda esta mierda. En fin, feliz jueves.

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